Si bien la actividad física es esencial para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo puede ser contraproducente si no se toman en consideración las altas temperaturas.
Esto no significa que no se debe realizar actividad física, sino que se debe realizar con una buena planificación para cuidar nuestro organismo.
El calor afecta a todos de manera diferente debido a una variedad de factores: edad, genética, nivel de condición física, otros problemas de salud, pero ciertos grupos deben tomar precauciones extras. Las personas que generalmente tienen un mayor riesgo de enfermedades relacionadas con el calor incluyen:
- Adultos mayores
- Personas que no suelen hacer ejercicio
- Personas con condiciones de salud preexistentes como enfermedades cardíacas
- Personas con enfermedades agudas como fiebre e infecciones de las vías respiratorias superiores
- Personas que toman ciertos medicamentos, como diuréticos y medicamentos para la EPOC
Consejos para un entrenamiento seguro:
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- Tomar en cuenta los horarios. Se aconseja elegir las horas de la mañana hasta las 11, más, si tu actividad física es al aire libre, evitando los momentos de exposición intensa al sol e intercalar en las instalaciones del gimnasio, siguiendo una rutina de musculación y elongación de forma habitual.
- La hidratación. Si bien es una constante en cualquier momento del año, se recomienda tomar agua antes de la actividad física, y siempre que nuestro organismo lo pida, incluso se puede agregar unas gotas de limón que tiene un importante aporte de vitamina C.
- Ropa cómoda y transpirable: Es importante entrenar con ropa clara y de tejidos frescos si vamos a estar expuestos al sol.
Sugerimos entrenar acompañado/a, buscando una motivación. Crear vínculos, aprovechar las relaciones sociales y avivar la empatía en el otro con la ayuda del deporte.
Conocer los beneficios de ejercitarse, buscar mejorar la salud y evitar el sedentarismo, ayudará en una mejor calidad de vida, mejorando el ánimo y humor, aumentando la serotonina y las endorfinas.